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Qué hacer y qué no hacer si tu hijo se cae al agua

Qué hacer y qué no hacer si tu hijo se cae al agua

Ese instante, ese momento aterrador en que miras el celular, recoges un juguete o solo apartas la vista un segundo, y de repente tu hijo ya no está a la vista. Sientes que tú corazón se te va a salir y estás viviendo tu peor pesadilla como madre o padre.

Antes de que el pánico los domine, respiren y mantengan la calma. Los expertos en rescate acuático y los estudios científicos tienen muy claro qué es lo que realmente salva vidas en esos primeros segundos críticos. Y probablemente no es lo que imaginan.

El verdadero peligro no es el agua, es el pánico (¡el de ustedes y el de sus hijos!)

Sé que decir "mantengan la calma" en medio del susto parece imposible. Pero es la instrucción más importante. Cuando un cuerpo, especialmente uno pequeño, siente el agua fría, su reacción automática es un jadeo incontrolable seguido de pánico. Si nosotros, como adultos responsables, entramos en modo desesperación, no podremos pensar con claridad para ayudar efectivamente.

La instrucción de rescate más poderosa: "¡Échate hacia atrás y flota!"

Si su hijo tiene edad para entender instrucciones, enséñenle esto: en lugar de patalear desesperadamente, lo que debe hacer es recostarse de espaldas como si estuviera mirando las nubes.

Investigaciones recientes sobre la técnica "Flotar para Vivir" confirman que incluso los niños y niñas pueden aprenderlo:

  • Inclinar la cabeza hacia atrás, con las orejas sumergidas.
  • Abrir brazos y piernas con suavidad.
  • Respirar normalmente.

Forzar el movimiento es lo que agota y hace que el cuerpo se hunda. Flotar, en cambio, regala segundos vitales de oxígeno y tiempo precioso para que ustedes reaccionen.

Madres y padres: sean héroes... pero manteniéndose seguros

Su impulso más fuerte será lanzarse al agua inmediatamente. Por favor, no lo hagan. Los especialistas en rescate son enfáticos: un adulto asustado y sin entrenamiento puede convertirse rápidamente en una segunda víctima.

La forma más segura y efectiva de ayudar es permaneciendo fuera del agua:

  • ¡Alarguen el brazo, no se lancen! Busquen un palo, una toalla, una silla, una rama... cualquier objeto que les permita alcanzar al niño sin entrar al agua.
  • Den instrucciones claras y calmadas: "¡Agárrate de esto!", "¡Recuéstate hacia atrás!".
  • Y lo más importante: pidan ayuda inmediatamente. Griten señalando a alguien específico: "¡Usted, sí usted, llama a una ambulancia”. Activar los servicios de rescate con rapidez es fundamental.

La verdad que duele aceptar: Lo mejor es evitar que esto suceda

Todos estos consejos son medidas de emergencia. La auténtica protección está en la prevención, y los pediatras insisten constantemente en ello:

  • Supervisión constante: Estar tan cerca que prácticamente podrían tocarlo. No basta con observar desde lejos o entre distracciones.
  • Enseñar a flotar y nadar es tan crucial como enseñar seguridad vial.
  • Los flotadores de brazos crean una falsa sensación de seguridad. Solo un chaleco salvavidas certificado ofrece protección real en playas, lagos o piscinas profundas.

Respiren profundo, ustedes son capaces de actuar

Saber cómo reaccionar en ese momento de terror les da una ventaja invaluable. Recuerden esta secuencia: Ustedes respiran → Le indican que flote → Ayudan desde fuera del agua → Piden ayuda profesional.

Ojalá nunca, nunca tengan que poner en práctica esta información. Pero si ese instante de pesadilla llega, ahora conocen los pasos correctos. No para el pánico, sino para la acción que verdaderamente salva vidas.

¿Consideraron útiles estas recomendaciones? ¡Compartan esta información con otras madres y padres! Juntos podemos crear entornos más seguros para nuestros hijos.

Bibliografía

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